¿Por qué sentimos dolor?
Todos hemos experimentado dolor a lo largo de nuestra vida, ¿nadie se salva de experimentar esta sensación o habrá alguna excepción?
Empecemos definiendo que es el dolor. Según la Asociación Internacional para el Estudio del Dolor (IASP), »el dolor es una experiencia sensorial y emocional desagradable asociada con o similar a la asociada con una lesión tisular real o potencial». Hay varios términos que llaman la atención en esta definición. Por una parte tenemos la experiencia sensorial; nuestro sistema nervioso tiene la capacidad de recolectar diferentes estímulos y enviarlos a nuestro cerebro, encargado de indicarnos la región corporal donde tenemos ese dolor y cuanto nos duele. Por otra parte, resalta el término emocional; así es, las emociones juegan un papel importante en el procesamiento del dolor y siempre están ligadas a éste, por lo que abordarlas resulta muy interesante. Además, analizando la frase: »asociada con o similar a la asociada con una lesión tisular real o potencial», parece que en algunas ocasiones el dolor no está asociado con un daño en algún tejido, o no somos capaces de encontrar una fuente clara que esté ocasionando el dolor. Esto refleja el grado de complejidad que tiene el abordaje del dolor y nos da una idea de todas las esferas que pueden influir en el mismo.
Otra definición interesante para el dolor es la que propuso McCaffery en 1968: «Todo lo que siente una persona cuando dice que está experimentando dolor». Cada persona procesa cognitivamente el dolor en su cerebro de diferente manera, en función de sus experiencias pasadas, personalidad, conocimiento, etc. Todas las áreas del cerebro que intervienen en el procesamiento del dolor hacen de éste, único para cada persona.
De forma general podemos dividir el dolor en dos tipos: dolor agudo y dolor crónico:
- El dolor agudo es considerado una señal de alarma necesaria para nuestra supervivencia, si no tuviéramos la capacidad de experimentarlo, tardaríamos tiempo en reaccionar y tendríamos problemas para reconocer cuando una lesión puede poner en riesgo nuestra vida. Contestando a la pregunta del inicio, existe una enfermedad muy rara llamada insensibilidad congénita al dolor que provoca que la persona que lo padece no sienta dolor, lo que pone en riesgo su vida.
- El dolor crónico es considerado una enfermedad por si solo, según la Clasificación Internacional de Enfermedades de la Organización Mundial de la Salud (OMS). Se define como un dolor que va más allá de 3 meses en el cual, la agresión que inició el dolor, no tiene un papel tan relevante en lo que experimentamos, inclusive, en muchas ocasiones no se conoce el origen del dolor. El dolor crónico no tiene una función tan clara como el dolor agudo.
El sistema nervioso es el responsable de esta sensación. El proceso de la captación de estímulos de la periferia y el envío hacia centros superiores (encéfalo) recibe el nombre de NOCICEPCIÓN. En el momento en que llega al cerebro y se procesa en las diferentes áreas corticales se le da el nombre de DOLOR.
La captación de estímulos se lleva a cabo gracias a terminaciones libres, que reciben el nombre de nociceptores y que tienen la labor de captar estímulos dolorosos que se producen en nuestros tejidos corporales (piel, músculos, órganos, etc.). Estos receptores transforman los diferentes estímulos nocivos en eléctricos y los envían a la médula espinal a través de conjuntos de neuronas, que forman los nervios.
Los estímulos enviados a la médula espinal hacen sinapsis (conexión) con otras neuronas espinales que envían la información hacia el encéfalo. En el cerebro hay algunas áreas importantes donde se van a procesar e interpretar los diferentes estímulos:
- La corteza somatosensorial I y II: nos dice la localización y la cuanto dolor sentimos.
- El sistema límbico: está relacionado con las emociones.
- La corteza prefrontal: importante en la interpretación cognitiva en base a experiencias, personalidad y otros aspectos propios de cada persona.
De forma general, esta es la explicación de como funciona el dolor agudo, y porque el dolor es único para cada persona. El afrontamiento de esta sensación dependerá de muchos factores (imagen 1) que pueden influir en la generación de conductas que nos pueden guiar a la solución del problema o meter en un bucle negativo y llevarnos a una cronificación y otras complicaciones que ameritan otro tipo de tratamientos.
El sistema nervioso cuenta con un sistema de modulación del dolor, que puede ayudar a disminuir o inhibir las sensaciones. Un ejemplo, es el que aparece cuando nos dan una patada jugando al futbol y en el momento no sentimos tanto dolor y podemos proseguir con la actividad. Esto es debido a las sustancias que se liberan cuando se está practicando ejercicio. Estas sustancias ayudan a modular temporalmente el dolor, por eso después de que terminamos de jugar al futbol o realizar una actividad física, puede aumentar el dolor. Estas mismas sustancias se liberan también por el simple hecho de sentir dolor.
La fisioterapia ayuda a producir estas sustancias a través de la terapia manual y el ejercicio terapéutico, entre otras técnicas, de ahí la importancia que tiene esta área de la salud para mejorar el dolor de las personas y su funcionalidad.
Así que ya sabes, cuando tengas dolor acude con un profesional y afróntalo desde un inicio.
Alejandro Barral Avalos
Fisioterapeuta especializado
Máster en Terapia Manual Ortopédica en el Tratamiento del Dolor – Universidad Europea de Madrid, España